Mar 16, 2012
Se acaban de publicar en la revista Nature las pulgas más antiguas del registro fósil, cuyos restos ayudaran a comprender mejor la evolución de este grupo de parásitos, así como su co-evolución con sus posibles huéspede
Las pulgas son uno de los principales grupo de insectos ectoparásitos (de la piel), estando actualmente altamente especializados en alimentarse de la sangre de aves o mamíferos, siendo por el contrario sus restos fósiles muy escaso. Pero como de costumbre, el registro fósil nos sorprende con nuevos hallazgos en yacimientos de conservación excepcional. Se acaban de publicar en la revista Nature las pulgas más antiguas del registro fósil, cuyos restos ayudaran a comprender mejor la evolución de este grupo de parásitos, así como su co-evolución con sus posibles huéspedes.
Pulgas gigantes del Cretácico inferior de Huangbanjigou (China). Tomado de Huang et al. (2012) |
Un equipo liderado por Diying Huang del Instituto de Geología y Paleontología de Nanjing (China) han descubierto 9 ejemplares en diferentes yacimientos de China, abarcando desde el Jurásico Medio, hace 165 millones de años, hasta el Cretácico inferior, hace 125 millones de años, extendido por lo tanto la historia evolutiva de estos parásitos por lo menos 60 millones de años hacia atras. Los insectos descubiertos no eran como las pulgas actuales, mientras que las pulgas modernas miden entre 1 a 10 milímetros de longitud, las especies del Jurásico y Cretácico tenían entre 8 y 21 milímetros. Estas primitivas pulgas gigantes se diferencian además de las modernas en que no poseían la típicas “patas” adaptadas para saltar y que sus órganos bucales estaban armados con fuertes estructuras aserradas, a diferencia de los sifones lisos de las modernas pulgas.
La presencia de estos órganos bucales “fuertemente armados” sugiere que estarían adaptados a perforas pieles muy duras tales como los de los dinosaurios. Aunque como los propios autores comentan, tal vez la única manera de estar seguro sería encontrar pulgas fósiles atrapadas en el acto de alimentarse de la sangre de un dinosaurio.